Morante emociona sin espada y Luque y Rufo cortan oreja

Morante, a corazón abierto

Morante de la Puebla dejó, una vez más, la huella de su tauromaquia de artista, comprometida e intuitiva. En el primero de la tarde, se gustó con el capote en un recibo lleno de sabor. Brindó al presidente de la Junta, Juanma Moreno, y cuajó un inicio de faena con la muleta plegada que despertó la expectación. A pesar de la nobleza inicial del toro, la falta de fuerzas del de Garcigrande condicionó una faena que fue de más a menos. Morante, valiente, lo llevó incluso a los medios buscando el milagro. La estocada, trasera y el uso del descabello, dejaron todo en una ovación.

En el cuarto, un toro de seria estampa pero embestida incierta, Morante sorprendió con un inicio de faena lleno de molinetes y trincherazos que electrizaron el tendido. Sonó ‘Suspiros de España’ y, a ritmo de pasodoble, se impuso con la diestra. Cuando cambió a la zurda, el animal lo apretó, pero el torero sevillano supo meterse entre los pitones para dominarlo con maestría. Le faltó la rúbrica de la espada, que de haber entrado a la primera, hubiera sido premio seguro. Ovación cálida para el maestro de La Puebla.

Luque, temple y firmeza

Daniel Luque demostró su madurez y aplomo. En su primero cuidó al toro desde el caballo, y en la muleta impuso el temple como solución a las protestas del animal por el pitón izquierdo. Con la diestra construyó una faena sólida, donde el dominio y la técnica estuvieron por encima del empuje del toro. Sonó la música y el público pidió trofeo tras una estocada efectiva, pero el palco no lo concedió. Vuelta al ruedo con sabor a oreja.

En el quinto, Luque lo vio claro desde el recibo a la verónica. La faena tuvo estructura, exposición y remates de torero importante. Ligó con limpieza por el derecho y, cuando el toro quiso rajarse, él aguantó estoico, cerrando con su ya habitual ‘luquesina’. Esta vez, pese a una estocada algo desprendida, el presidente no dudó: una oreja con fuerza que reconoce una temporada en plena madurez.

Rufo, un paso adelante

Tomás Rufo dejó también su firma en el cartel. En el tercero, se mostró templado con el capote y arrancó su faena de muleta de rodillas, toreando en redondo con mano baja. El toro, noble aunque justo de motor, permitió dos series limpias por el derecho y otra al natural que no terminó de prender la chispa. Mató bien y el público pidió trofeo, que el presidente denegó. Ovación con fuerza.

En el sexto llegó su momento. Rufo brindó al público y estructuró una faena medida, con pasajes notables por el pitón derecho. Al natural dejó los mejores muletazos de su actuación: tres largos, profundos y ligados. Cuando el toro se vino a menos, él supo mantener el pulso. Estocada certera y oreja concedida. Un premio que reconoce su crecimiento y actitud en una tarde de exigencia.